13. Testimonios vacacionales de los hermanos ss.cc.

“Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado.” Aparecida, 18.


Franklin Astorga, ss.cc., Perú, en su primera misa:
Dicen que todos los días son buenos para agradecer por la vida a Dios. Pero esta noche es una bendición maravillosa. Sinceramente me estremece el corazón al contemplar la presencia de cada uno de ustedes, con una historia, un camino, un proyecto diferente y que a su vez se otorgan un tiempo especial para estar presente. Sin embargo, muchos de ustedes han sembrado en mí semillas como los buenos jardineros que hacen florecer el mejor de los espíritus. Ahora bien, dentro de ese hermoso jardín puedo describir y expresar con toda gratitud el amor de mi familia, el testimonio de mis hermanos y hermanas Sagrados Corazones y el compañerismo de la comunidad de fieles.

Mi familia. Gracias queridos padres por ser parte de lo que más amo, gracias por entender mis enfados, gracias por demostrarme que se puede, gracias por la sencillez de sus vidas y por la simpleza con que ven las cosas.

Mis hermanos y hermanas Sagrados Corazones. Gracias por enseñarme en las distintas etapas de formación que una vocación debe estar enraizada en el amor de Cristo, en los valores fraternos y religiosos. Gracias por ser esos hombres y mujeres incansables en la reflexión y en las acciones para mostrar que nuestro carisma y nuestra misión nunca deben detenerse.

El compañerismo de la comunidad de fieles. Gracias por mostrarme que en realidad somos una gran familia (la Iglesia). Sus hogares y su corazón de cada uno de ustedes tienen una fuerza poderosa para sostener una vocación. Sus oraciones, sus consejos, sus críticas, sus testimonios, han guiado mi camino todos estos años. Y finalmente quiero pedirles que sigamos recorriendo juntos este camino, de modo que podamos decir, Jesucristo, tú eres mi presente y mi futuro. Gracias.

Acción de Gracias Franklin Astorga, ss.cc., Perú, en su primera Eucaristía. Su ordenación sacerdotal fue el 6 de mayo de 2017.


DESDE LA CASA DE FORMACIÓN.


Oliver Fabián Sevilla Sánchez, 19 Años, Postulante, Colombia.
Recuerdo que hace 8 años  el sacerdote de mi pueblo me regalo una biblia con esta dedicatoria “Deseándote que por la palabra algún día llegues a servir a Cristo” siento  que desde ese día Dios  me llamo por mi nombre, y aunque hubieron momentos en que  quise hacer caso omiso a ese  llamado él siempre persevero. Hace ya un año que estoy en este camino de formación, que me ha servido para  encontrarme cada día con Dios: en el rostro de los jóvenes, los ancianos, los enfermos, etc.  Y así ir reafirmando este llamado de Servir en Su viña.

¡Joven! No busques  a Dios en las alturas, primero, búscalo en tu corazón y luego en el rostro  de los más necesitados. Y si sientes Su llamado no tengas miedo de responderle: porque El no quita nada pero si lo da todo.


Jandry Damián Molina, 19 años, Postulante, Ecuador.
Yo estoy descubriendo mi vocación por medio de la presencia de Dios en mi vida, como el soluciona mis problemas, como él se ha  manifestado a través de otras personas y me ha aconsejado. Un día después que paso la misa me fui al santísimo y lo observe por varios minutos y me desahogue con él, después supere esos problemas y fue gracias a eso.
Gracias a esas experiencias que hasta ahora las estoy sintiendo, hace que fortalezca mi vocación  y siga animado en este camino, así que en la comunidad como en  mi vida personal.

Lo único que puedo decirle a los  amigos vacacionados es que entren a  voluntad propia y se dejen llevar por lo que Dios les ofrece, es algo que no va hacer una alegría pasajera sino eterna y  saber que acá van a tener diferentes experiencias.  


Esteban GUMUCIO VIVES ss.cc. (1914-2001)

Esteban nació en Santiago en Santiago de Chile, el 3 de septiembre de 1914. Cursó sus estudios en el Colegio los Sagrados Corazones de Santiago (Alameda). Ingresó a la Congregación a los 18 años de edad. Fue ordenado sacerdote en 1938, en Valpariso.

De joven sacerdote fue destinado a enseñar en los colegios de los Sagrados Corazones de Valparaíso y Santiago (Alameda). A los 33 años fue nombrado Superior Provincial, cargo que ejerció hasta septiembre de 1953. En diciembre de 1955 fue nombrado Maestro de Novicios, servicio que llevó a cabo en posteriormente en diversos periodos. En 1964 fue destinado a Santiago, junto a algunos jóvenes sacerdotes, para fundar una nueva parroquia en un naciente sector obrero del sur de la ciudad. Ésta sería la Parroquia de San Pedro y San Pablo, de la cual puede considerarse fundador. Fue el primer párroco de San Pedro y San Pablo, entre los años 1965 y 1971; parroquia en la cual volvió a trabajar hasta el día de su muerte. Entre los años 1986 y 1989 para trabajar en la Parroquia San José de La Unión, de la cual fue párroco el año 1987.
Durante todos esos años desarrolló un muy amplio servicio de predicación de retiros al clero, religiosos, religiosas y laicos, a lo largo de todo Chile, y en países latinoamericanos. Una especial dedicación y afecto tuvo desde muchos años atrás por el movimiento Encuentro Matrimonial, con el que siempre colaboró activa y gustosamente. En su ancianidad tuvo también un particular cuidado por ayudar a las personas de tercera edad, tanto a través de escritos, como por medio de jornadas y retiros. El domingo 6 de mayo de 2001 falleció en Santiago de Chile.
Su figura ha pasado a ser además muy significativa para toda la Iglesia Católica en Chile; laicos, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos, han visto en Esteban al testigo fiel de Jesús y al hermano cercano de todos. Sus escritos, elaborados a lo largo de sus años, en una notable conjunción de fe y vida, permanecerán como el más vivo testimonio de lo que fue su paso en medio de nosotros.

Esteban Gumucio Vives “FIJOS LOS OJOS EN JESÚS”.

En buena medida, él ha modelado mucho de lo que actualmente somos como comunidad religiosa a nivel congregacional. Su figura ha pasado a ser además muy significativa para toda la Iglesia Católica en Chile; laicos, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos, han visto en Esteban al testigo fiel de Jesús y al hermano cercano de todos.

Serían las cuatro de la tarde,
hora humana,
latinoamericanamente sin relojes,
hora recordada,
tiempo de caminante.
«¿Dónde vives?», preguntaron.
Serían las cuatro de la tarde,
hora del amor preferente,
del minuto gratuito,
tiempo medular.
Le seguían.
Dormían los sonidos, las palabras;
en el vientre del silencio
se gestaban pasos y evangelios y martirios.
Todo lo posible estaba allí,
como célula y embrión:
todavía, inseparablemente, rodilla y cerebro.
El oído secreto ya escuchaba
el imperceptible latido
del Hijo del hombre.
«Vengan y vean», dijo Él.
«Fueron y vieron».
Una casa cualquiera,
una puerta fascinante
que convida y arrebata
hacia la tiniebla luminosa;
una puerta pequeña y baja
por la que sólo caben
los que inclinan la cabeza
ante el hijo del carpintero,
ante el hombre de verdad.
Sol maduro de las cuatro de la tarde,
sin rosados de entusiasmo,
ni rojos vespertinos,
ni sombras.
Hora de su paso, tierra caliente,
hora de su venida por el punto exacto
de los pobres,
en el sendero de los humildes.
«Y se quedaron con Él».
Serían las cuatro de la tarde.

( Publicado en Canto desde el centro pp. 18-19. Poema inspirado en la vocación de Andrés y Juan, discípulos de Jesús (Cf. Juan 1,35-39) ).
1.      ¿Qué significa para ti la expresión “fijos los ojos en Jesús”?

2.      Esteban Gumucio a lo largo de sus años, ha manifestado una notable coherencia de fe y vida al servicio de los más necesitados, lo abandonados, lo olvidados por la sociedad siguiendo el estilo de Jesús, por lo que su testimonio ha permanecido vivo he intacto en medio de nosotros, lo cual nos desafía a imitar el estilo de Jesús. ¿Para ti qué significa la invitación que hace Jesús ante la pregunta de los discípulos “maestro dónde vives” y la respuesta de Jesús “vengan y verán”?

3.      Los discípulos al ver el lugar de donde procedía Jesús se quedaron con él ¿Tú serías capaz de quedarte con Jesús cuando conozcas el lugar donde vive?


4.      ¿Conoces algún testigo que haya sido para ti un testimonio de fe y de vida? ¿Qué fue lo que más te llamo la atención de él?

Beato Eustaquio van Lieshout

Nacido en Aarle-Rixtel (Países Bajos), el 3 de noviembre de 1890, fue bautizado el mismo día con el nombre de Humberto. En su vida se pueden distinguir dos grandes períodos: el tiempo que trascurrió en su país (1890-1924) y el que pasó como misionero en Brasil (1925-1943).
La época vivida en los Países Bajos (1890-1924)

Infancia y adolescencia.
Su infancia la pasó con su familia. Era el octavo de once hermanos. Familia acomodada de campesinos del Brabante. Familia muy católica en el que cada día se rezaba el Angelus y el Rosario. Se asistía a la celebración de la Eucaristía no sólo los domingos sino también entre semana muchas veces. De niño, Humberto, asistió a la escuela de las Hermanas de la Caridad de Schijndel y después a la del maestro católico Harmelinck.

Pronto sintió la llamada al sacerdocio, pero su padre le quería para las labores del campo, pues no le consideraba capaz de llevar adelante estudios superiores. Ante esta postura de su padre, Humberto le dijo: “Intentaré dar lo mejor de mí mismo y nosotros debemos tener confianza en nuestro Señor. Las cosas irán bien”. Fue a Gemert para asistir a la escuela secundaria y allí permaneció dos años. Habiendo leído la biografía del P.Damián de Veuster, decidió entrar en la Congregación de los Sagrados Corazones. Entró en 1905 en la Escuela Apostólica que la Congregación tenía en Grave y allí continuó los estudios de secundaria.

Formación como religioso y sacerdote
Terminados los estudios secundarios, el 23 de setiembre de 1913, fue admitido al noviciado, que en aquel tiempo se encontraba en Tremeloo en Bélgica. Tomó el nombre de Eustaquio, con el que se le ha conocido desde entonces. Ante la invasión alemana de Bélgica en aquel año, tiene que regresar a su casa y pudo continuar el noviciado en Holanda, haciendo su profesión temporal el 27 de enero de 1915 en Grave (Países Bajos) y la profesión perpetua el 18 de marzo de 1918 en Ginneken (Países Bajos). En el 1916 concluyó los cursos de Filosofía y durante los años 1916-1919 hizo los estudios teológicos en Ginneken. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1919.

Ministerio en su propio país (1919-1924)
Ejerció el ministerio en su propio país durante cinco años. El primer año lo pasó en Vierlingsbeek como socio del maestro de novicios. Luego pasó dos años en Maasluis en el servicio pastoral a los obreros del cristal que eran walones de lengua francesa  y que se habían refugiado en los Países Bajos. Por último, dos años en Roelofarendsveen como vicario aquí su actividad fue muy intensa cerca de las organizaciones parroquiales así como en el confesionario y en la asistencia a los enfermos.
En el mes de diciembre de 1924 fue enviado a España para aprender el español, ya que en principio se pensaba asumir una misión en Uruguay, a la que se le iba a destinar, sin embargo después fue enviado a Brasil, donde el idioma era el portugués.

El tiempo trascurrido en Brasil (1925-1943)
 El P.Eustaquio que llegó a Río de Janeiro el 12 de mayo de 1925 trabajó como misionero durante dieciocho años en Brasil. De los 18 años, 10 en Agua Suja (1925-1935), seis en Poá (1935-1941) luego, en los dos últimos años de su vida, breves estancias en una serie de casas de la Congregación: Río de Janeiro, Fazenda de S.José de Río Claro, Patrocinio,  Ibiá y, por último, en Belo Horizonte como párroco de Santo Domingo.

Los superiores creyeron conveniente trasferirlo como párroco a Belo Horizonte a la parroquia dedicada a los Sagrados Corazones.  Allí va a permanecer desde el 7 de abril de 1942 hasta el 30 de agosto de 1943, día de su muerte.

La parroquia de Santo Domingo de Belo Horizonte era una parroquia periférica, constituida por gente pobre. Había una capilla provisional. El P.Eustaquio buscó adquirir un terreno para construir el templo, construcción que él mismo inició y que fue terminada después de su muerte. Además de todas las actividades parroquiales ordinarias, cada día el P.Eustaquio recibía unas cuarenta personas en el confesionario, especialmente se ocupaba de las confesiones de los enfermos. Ante las peticiones de otras parroquias, acudía con presteza y escuchaba muchas confesiones. Ciertamente todos le consideraban un verdadero misionero y un santo.

En un cierto momento contrae la enfermedad del tifus exantemático, que le hizo sufrir mucho y lo llevó a una muerte prematura, el 30 de agosto de 1943, se preparó al acontecimiento con la oración y la recepción de los sacramentos. Fue beatificado el 15 de julio de 2006.

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