Sus
cartas, la vida desde sus escritos…
1.- “No creáis, queridos
padres, que el abrazar este santo estado se debe a querer hacer mi propia
voluntad, yo os aseguro que la Divina Providencia lo quiere...”[1]
2.- “Sabéis, queridos padres,
que todos debemos elegir el estado para el cual Dios nos ha predestinado para
ser eternamente felices. He ahí por qué no
os podéis afligir a causa de mi vocación....”[2]
3.- “¡Oh!, queridos padres, la
esperanza de encontrar muy pronto en la gloria, no solamente a Meke[3], Genie y a tantos otros fieles amigos que nos han
marcado el camino, y también a todos y a toda la familia de la que yo he hecho
un sacrificio al Señor, me anima en mis abatimientos, me da fuerza en mis
trabajos y me hace suspirar a cada instante por el momento en el que mi alma,
separada del cuerpo, podrá ir a reunirse con los coros de los Santos, para allá
cantar, junto con ellos y con todos vosotros, los cánticos celestes que durante
toda la eternidad no cesarán jamás.”[4]
4.- “La llegada de uno de
nuestros obispos misioneros nos ha dado la ocasión de poder celebrar en nuestra
capilla la Misa Pontifical... Creo que dentro de poco este celoso misionero va
a volverse a Oceanía a su Misión. Probablemente se llevará algunos de entre
nosotros con él. ¿No os gustaría que fuese yo uno de ellos...?[5]
5.- “La experiencia que tengo
de la Misericordia divina me hace esperar que, con la gracia de Dios, usted lo
podrá cumplir fácilmente, e incluso si lo hace de buena voluntad, encontrará en
ello más gozo y más alegría, que cuanta haya podido encontrar hasta ahora en
los negocios de este mundo, a los que ha dedicado toda su vida....?[6]
6.- “Después de tres días de
Ejercicios Espirituales en París, dejamos la casa madre con valor
verdaderamente apostólico.... Es un sacrificio grande para un corazón que ama
tiernamente a sus padres, a su familia, a sus hermanos y a este país que lo ha
visto nacer. Pero la voz que nos ha invitado, que nos llama a hacer
generosamente esta ofrenda de todo lo que tenemos, es la voz misma de
Dios. Es nuestro Salvador mismo, el que nos dice como a sus primeros apóstoles: ‘Id
y enseñad a todas las naciones, enseñándole a observar todos mis mandamientos.
Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos’...”[7]
6a.-
“Yo estaré con vosotros hasta el fin de los
siglos.” Estas palabras
de nuestro Divino Salvador, son para nosotros muy consoladoras.
Jesucristo está de una manera particular con los misioneros. Es Él quien dirige
todos sus pasos, quien los preserva de todo peligro; es Él quien manda al
viento calmarse, al mar serenarse, a las fieras huir, a los enemigos del alma,
el demonio, el mundo y la carne, dejarnos en paz. Es Él quien en medio de
las tribulaciones, penas y contradicciones, nos hará gozar de un reposo. El
hombre, que nunca ha hecho la experiencia de ello, no puede hacerse una idea de
las gracias destinadas al misionero. Son tan grandes que las mayores
dificultades y apuros no le turban más.[8]
7.- “Ella
(la presencia del Señor) se siente,
pues, ya en medio de nosotros, lanzados en medio de un mar agitado; no
solamente no sentimos miedo, como a menudo sucede a los navegantes, sino que
sentimos una alegría inconcebible cuando estamos una media hora juntos: nos
cansamos de reír y de hacer bromas.” [9]
8.- “No tengáis la menor
inquietud sobre nuestra suerte. Estamos en las manos de Dios, de Dios
todopoderoso, que nos ha tomado bajo su protección. Mirad, lo que os pido es
que recéis a menudo para que nos dé una feliz travesía y el valor de cumplir en
todo, por doquier y siempre, su santa voluntad; en ello está toda nuestra
vida... Es esta voluntad la que se nos muestra en el Evangelio como el camino,
estrecho pero dulce, que conduce al cielo...”[10]
9.- “Adiós, queridos padres.
En lo sucesivo no tendremos más el gozo de abrazarnos, pero quedaremos
unidos por el tierno amor y cariño que nos anima a los unos para con los otros.
En nuestras oraciones, sobretodo, pensemos a menudo los unos en los otros
y unámonos siempre en los Sagrados Corazones de Jesús y de María, en los que yo
quedo siempre vuestro hijo amado.”[11]
10.- “Mis queridos padres, en
reconocimiento de todo el bien que habéis hecho por mí, os envío una fotografía
mía con marco, que encontraréis en nuestra casa de Lovaina.”[12]
11.- “Tened la bondad de rezar
cada noche un rosario por los misioneros. Adiós, queridos padres, adiós... Vivid siempre como cristianos fervorosos. Caminad
siempre por el buen camino. Es mi último deseo. Que el cielo bendiga
vuestra ancianidad y que la Santísima Virgen os conceda la gracia de una santa
muerte y de una eternidad feliz; esto es lo que yo pediré todos los días para
vosotros. Adiós, os abrazo con cariño.”[13]
12.- “A pesar de los vientos
impetuosos y de las grandes tempestades, que a menudo nos han amenazado,
desembarcamos sanos y salvos en el puerto de Honolulú, el 19 de marzo. En
parte, gracias a vuestras fervientes oraciones, queridos padres, hemos tenido
una travesía feliz, pues os aseguro que la Divina Providencia nos ha protegido
visiblemente durante todo nuestro viaje. Varias veces, sobre todo en los
lugares peligrosos, hemos sentido la protección de nuestro Divino Salvador, que
ha prometido estar siempre con sus apóstoles y misioneros hasta el fin de los
tiempos.”[14]
13.- “El 2 de febrero, fiesta
de la Purificación, la Virgen María vino en nuestra ayuda, cambió el viento y
después avanzamos a grande velocidad todo derecho hacia las islas Sandwich...”[15]
14.- “Me queda pediros que
roguéis mucho por mí, pues seré ordenado sacerdote dentro de poco, e iré a
habitar en medio de un pueblo no civilizado e incrédulo; comprenderéis
fácilmente que para ello necesito grandes gracias.”[16]
15.- “Pedid por mi todos los días
a Dios que pueda perseverar siempre en su santo servicio, que sea un buen
misionero y que después de haber trabajado por largo tiempo en la viña del
Señor, pueda, en vuestra compañía, ir a contemplarlo para siempre.” [17]
16.- “Recuerda las emociones
vividas el día que tuviste el honor de subir por primera vez al altar para
inmolar la Víctima Santa de nuestra Salvación. Lo mismo fue para mí, con la
diferencia de que tú te encontrabas rodeado de padres y hermanos, formados
durante mucho tiempo en la religión, mientras que los míos eran todos nuevos
cristianos, llegados de todas las partes para ver a sus nuevos padres
espirituales, por los que ellos habían suspirado tanto para que viniesen a
defenderlos contra los lobos, que les persiguen por todas las partes...”[18]
17.- “Además, si mi corazón no
hubiese sido tan duro como lo es, me parece que se habría fundido como la cera,
pues tan fuerte fue la emoción que tuve al dar por primera vez el Pan de Vida a
un centenar de personas, muchas de los cuales se habrían quizás arrodillado
anteriormente ante sus antiguos dioses, y ahora, vestidos de blanco, se
acercaban con tanta modestia al Altar...”[19]
18.- Generalmente admiten de
buena fe que los calvinistas y los católicos son los dos buenos, idea que a
menudo es difícil quitársela. Si Dios nos enviase aquí un sacerdote como el
buen Cura de Ars, pronto habrían desaparecido las ovejas descarriadas.. Sobre
todo en medio de los volcanes de Puna es donde yo debería tener siempre este
amor puro de Dios, ese celo ardiente en el que J. M. Vianney, cura de Ars,
ardía por la salvación de las almas durante su vida...”[20]
19.- “¡Oh, mi querido
hermano!, te suplico, tanto por mí como por mis pobres ovejas, reza y haz que
recen por nosotros, para que nuestro divino Salvador se digne encender en
nuestros corazones ese fuego que El vino a traer a la tierra y que tanto desea
que arda...”[21]
20.- “Si tu pudieses
contribuir a que este fuego se encendiera en el corazón del pastor, ¡ay, tan
frío a veces!, ¡cuántos enfermos y ancianos iría a buscar para hacerlos
renacer en el agua y el Santo Espíritu, antes de que se vayan al otro mundo!
¡Cuántos niños y personas ignorantes arrancaría de las manos de los
ministros heréticos! y para todos esos nuevos bautizados, querido hermano, si a
su vez tu pudieses contribuir a que este fuego divino se encendiera en sus
corazones, ¡qué de frutos de salvación y de santidad harías madurar para el
cielo!...”[22]
21.- “Sí, haz rezar por todas
partes por tu hermano, lanzado sobre las playas lejanas de Oceanía a la
búsqueda de ovejas perdidas, para que él mismo no sucumba a tantas tentaciones
como le rodean, y para que la unción de la gracia, acompañando a sus palabras,
pueda hacer que entre gran número de ovejas perdidas en el redil de la Iglesia
católica y así conducirlas a la patria celestial...”[23]
22.- “El día de nuestra
separación, cuando nos despedimos por última vez en esta tierra, fue muy penoso
para mí. Jamás olvidaré, queridos padres, lo que ocurrió en mi corazón, cuando
os apretaba entre mis brazos por última vez. El sacrificio sin duda era grande,
tanto por vuestra parte como por la mía, pero como lo hicimos únicamente para
la mayor gloria de Dios y la salvación, quizá, de un grande número de almas
sumergidas en la impiedad y en la herejía, ¡sintámonos felices, queridos
padres!. No nos arrepintamos jamás de nuestra separación sobre esta tierra de
exilio. Al contrario, bendigamos la gran bondad de Dios, por haberse dignado
escoger uno, y quizás dos de vuestros hijos, para la grande obra apostólica de
la conversión de los infieles.”[24]
23.- “Desde los primeros días,
después de mi llegada a las islas Sandwich, me puse a aprender la lengua del
país con más empeño todavía del que en otro tiempo puse en el estudio del
francés, latín e inglés. Hoy día estoy al corriente, gracias a la ayuda del
Espíritu Santo que, como en otros tiempos a los apóstoles, concede también sus
dones a los que trabajan por la misma causa (la propagación del Evangelio);
predico y confieso actualmente en lengua canaca como nuestro párroco en
flamenco.”[25]
24.- “Heme aquí sacerdote,
heme aquí pues misionero. Heme aquí puesto en un país corrompido, idólatra. ¡Qué grandes son mis obligaciones como
sacerdote! ¡Qué grande debe ser mi celo como misionero! ¡Qué pureza de
costumbres y qué rectitud de juicio debo tener!. ¡Ay!, queridos padres,
¿quién soy yo, que en mi infancia os he causado tanta pena con mi vida libre,
que no he cumplido como debía mis obligaciones de simple cristiano?, ¿cómo las
cumpliré como sacerdote misionero? No olviden a este pobre sacerdote, corriendo
día y noche por los volcanes de Sandwich a la búsqueda de las ovejas
extraviadas. Rezad día y noche por mí, os lo suplico. Que recen también los
otros, pues si Dios me retirase por un momento su gracia, me vería al instante
sumergido en el mismo vicio del que quiero sacar a los otros. Pedid pues todos
los días en vuestras fervientes oraciones la gracia de la perseverancia para
mí, que estoy rodeado por tantos peligros. Si el Señor está conmigo, nada tengo
que temer y todo lo podré (como San Pablo) en Aquel que me conforta...”[26]
25.- “Si el Señor está conmigo
nada tengo que temer y podré todo, como San Pablo, en Aquel que me conforta...
Adiós, queridos padres, separados corporalmente, unámonos a menudo en el
espíritu, sobre todo en la oración; no tengan la menor inquietud por mí, pues
cuando se sirve a Dios se es siempre feliz.”[27]
25a.- “Estoy
ciertamente en situaciones
difíciles[28], sobre todo en relación a las
iglesias, pero... son los corazones los que deben ser ganados en primer lugar
para Dios y cambiados en templos espirituales, después la construcción y el
adorno material de los templos llegará por si mismo. Esta conversión de los
corazones será realidad pronto en los habitantes de Puna, si Dios se digna
convertir primero el corazón de su pastor como El convirtió el corazón de……….;
pero ¡ay! rece, reverendo padre, para que el hermano Damián se dé todo a Dios y
se entregue a su servicio hasta su último suspiro. El haber comenzado no es
nada, perseverar es lo difícil. Es únicamente de la gracia de Dios de la que
debo esperar esta perseverancia. Esta gracia no me faltará, estoy seguro,
siempre que yo no me oponga. Rece y haga rezar por mí, reverendo padre.
Yo, por mi parte, haré todo lo que dependa de mí.[29]
26.- “Aquí, en lugar de ser
dirigido, hay que dirigir a los demás, pero lo que a menudo resulta más difícil
es conservar, en medio de mil preocupaciones y miserias, el espíritu de
recogimiento y de oración...”[30]
27.- “¡Cómo temblaba al subir por primera
vez al altar!, ¡qué emoción al mandar por primera vez al Verbo Eterno descender
entre mis manos! ¡qué de sentimientos sobrenaturales y extraños hasta entonces
para mí, al distribuir el Pan de Vida en mi primera Misa a 150 o 200 personas,
de las que un gran número se habrían, quizá, postrado a menudo delante de sus
antiguos ídolos, y que ahora, todos vestidos de blanco, se acercaban con tanta
modestia y respeto a la santa Mesa...!”[31]
28.- “¡Cuántas ovejas extraviadas hay en mi distrito, muy Rev. Padre!
Solo un pequeño número ha entrado en el redil. Si nuestro Buen Pastor se
dignara dar a su indigno ministro aquel celo ardiente de San Francisco Javier,
o del Santo Cura de Ars, ¡cuánta gente habría para bautizar, cuántos
ignorantes para instruir, cuántos pecadores para sacarlos del fango del
vicio! Rece, muy Rev. Padre, y haga que recen, por favor, por el pueblo de Puna
y por su débil pastor. Pues si Dios no convierte los corazones, aunque
haga el misionero todo lo que pueda, todos sus esfuerzos serán inútiles. No
somos más que instrumentos en las manos de Dios. Amo mucho considerarme como
tal y actuar en consecuencia. ¡Cuántas
veces durante estos tres últimos meses, he estado conducido por no sé quién a
pequeñas cabañas, separadas del camino, para asistir a algún anciano o a algún
enfermo antes de morir!..”[32]
29.- “Me encuentro muy feliz
aquí; y aunque hay mucha pobreza y miseria, Dios bondadoso se digna darme
también consuelos, que yo nunca me había esperado...”[33]
30.- “(Para visitar mi
distrito, enormemente grande) montando un buen caballo me
confío a la divina Providencia, y pido a mi ángel de la guarda que sea mi guía
como lo hizo en otro tiempo con Tobías...”[34]
31.- “Es precisamente en los
lugares pobres y abandonados de este tipo, donde Dios me proporciona siempre
los mayores consuelos...”[35]
32.- “Con todo esto que te he escrito, puedes juzgar sobre mis ocupaciones
exteriores. Como puedes ver, no tengo tiempo para aburrirme. En cuanto al bien
que de ello resulte para el bien y la salvación de las almas, es al Maestro de
la viña a quien toca hacer que crezca, el misionero no es más que un simple
obrero al que toca plantar y regar. A veces crece, otras veces no, pero lo que
sé es que si no se planta no crecerá nada, a no ser zarzas y espinas...”[36]
33.- “No tenemos aquí gran
número de celosos misioneros, buenos obreros. Si tú, querido hermano, no puedes
venir a ayudarnos prepáranos tus buenos novicios, ejercítales bien, tanto en
los ejercicios corporales como espirituales. Saca de ellos buenos religiosos,
muy sólidos en todas las virtudes. Enséñales sobre todo a compartir las penas
de los pobres pecadores, bien sea con oraciones continuas, bien con
exhortaciones oportunas.”[37]
34.- “Y ustedes, queridos Padres de Lovaina, a quienes debo mi educación
religiosa, que me han conducido con tanta paciencia por los senderos difíciles
de la vida apostólica, no olviden al pobre Hno. Damián. Recen, y hagan
rezar también a los demás, todos los días por mí, pues como saben soy joven,
tengo mis flaquezas, en cada momento estoy expuesto a caer en las trampas de la
serpiente infernal. Solamente la gracia puede sostenerme en esta guerra
continua a la que me he entregado contra el diablo y sus partidarios (los
herejes)...”[38]
35.- “Sí, queridos Padres, recen todos los días por mi perseverancia, pues de
la perseverancia de un misionero depende la salvación de muchas almas. Recen
también por mis queridos neófitos, pues ellos también tienen su dificultad para
perseverar. Por mi parte, estén ciertos que jamás olvidaré todo el bien
que me han hecho.”[39]
36.- “Vosotros, mis queridos
hermanos, acordaos a menudo del hermano Damián, rezad por él. Que cuanto os he
escrito no os asuste. Nuestro Divino Salvador está con sus misioneros.
Venid, pues, a trabajar a su viña, pues es muy grande la necesidad de obreros.
Cuántos pobres en esta isla os esperan y extienden sus brazos para que vengáis
a bautizarlos y a instruirlos. Sed primeramente buenos religiosos y seréis, así
lo espero, buenos misioneros.”[40]
37.- “Me siento feliz
cada vez que tengo ocasión de darles noticias mías. Sabrán, pues, mis queridos
padres, que en medio del gran Océano Pacífico, en una isla de 150 leguas de
circunferencia, tienen un hijo que los ama, un sacerdote que reza todos los
días por ustedes, y un misionero que pasa sus días buscando las ovejas perdidas
de nuestro Divino Salvador. Hay aquí muchas cruces y miserias, queridos padres,
sin embargo me considero muy feliz.”[41]
38.- “Mis pobres insulares se
sienten muy felices cuando ven llegar a Kamiano y a mí. Yo, por mi parte, los
quiero mucho; quisiera dar muy a gusto mi vida por ellos, como nuestro Divino
Salvador. No me reservo cuando se trata de ir a visitar enfermos, etc., a 7 u 8
leguas de distancia.”[42]
39.- “Rece y haga que recen
por mí, joven misionero de 25 años, para que Dios me preserve de la corrupción
del mundo y de la carne y persevere hasta mi último suspiro defendiendo la
causa de nuestro divino Salvador y de su esposa la Santa Iglesia romana. Su muy
humilde y obediente servidor en los Sagrados Corazones...”[43]
40.- “En un mes levanto una capilla, siempre que la caridad me ayude para
comprar lo necesario. Cada una costará más de 1.500 fr. y no tengo todavía más
que 200 fr. en caja. La Divina Providencia me ayudará en este trabajo, pues lo
hago solamente por Dios...”[44]
41.- “En lo que a mí se
refiere, amo mucho a mis pobres canacas, a causa de su simplicidad y hago todo
lo que puedo por ellos. Por su parte también ellos me aman como los niños aman
a sus padres. Gracias a este amor mutuo espero convertirlos a Dios. Pues si
ellos aman al sacerdote, amarán fácilmente a Nuestro Señor, del cual el
sacerdote es su ministro.”[45]
42.- “Aun cuando estoy totalmente separado
de mis hermanos y tengo que hacer 40 o 50 leguas para ir a confesarme, me
siento muy feliz en medio de mis cristianos, a los que llamo mis hermanos
(Hoahanan).”[46]
43.- “En cuanto a mí personalmente, tengo
el consuelo de decirle que la Divina Providencia me ha protegido siempre en
medio de mis correrías, a menudo muy numerosas, tanto por mar como por tierra.
Disfruto siempre de muy buena salud. Me parece que ahora estoy enteramente
adaptado a la vida misionera en cuanto a lo corporal. Desgraciadamente la vida
espiritual parece evaporarse bajo la influencia continua del mal ejemplo y de
las dificultades a las que estamos expuestos...”[47]
44.- “¿Cómo llegar a tantas
necesidades espirituales y materiales estando sólo? ¿Dónde voy a encontrar el
dinero para los materiales? ¿Quién la va a construirla? Me abandono siempre a
la divina Providencia. La Virgen María, así como San José, me proporcionarán lo
necesario...”[48]
45.- “Como por un lado este
puesto es enteramente anormal para la residencia de un solo sacerdote, y por
otro lado, el sagrado ministerio pide que se resida aquí, le pido humildemente,
muy Rev. Padre, tener en consideración la petición que le hice el año pasado,
siempre que las circunstancias se lo permitan. Esperando con resignación que
otro sacerdote venga a ayudarme, intentaré hacer todo lo que pueda para
mantenerme en el buen camino y de cuidar el rebaño del Señor lo mejor que
pueda. Consciente de que Dios no me pide lo imposible me lanzo con decisión a
todo sin turbarme... Pida, por favor, a Dios Padre, que se digne confirmarme en
gracia como en otro tiempo a los Apóstoles, entonces no habrá peligro. ¡Ah!,
soy un pobre miserable, pues todos los días me apercibo de que el hombre animal
querría dominarme...”[49]
46.- “Al acabar esta carta, ya
demasiado larga, permítame, Rvmo. Padre, renovar en vuestras manos mis tres
votos religiosos de Pobreza, Castidad y Obediencia, y quede bien persuadido de
que con la gracia de Dios, trataré de ser siempre un verdadero hijo de la
Congregación de los Sagrados Corazones. Rece, y haga rezar, por favor, por
vuestro muy humilde y obediente servidor...”[50]
47.- “Mi querido hermano, si
tú no puedes venir, prepáranos jóvenes robustos, de corazón virtuoso,
caritativos e intrépidos, que a su vez continúen aquí la obra de la salvación
de las almas; pues, si ahora no podemos hacer frente a las actuales
necesidades, qué será cuando el Señor haya llamado algunos de entre nosotros a
la otra vida? ? Si nosotros,
pobres misioneros, no podemos tener en esta vida descanso, espero tendremos al
menos algunas horas de descanso, para prepararnos a la terrible hora de la
muerte, entre los brazos de un joven misionero que tu formarás para más tarde.”[51]
48.- “Ayer tuvimos aquí una
bonita fiesta. La Misa de Navidad comenzó a las dos. Mucha iluminación con
velas que yo mismo fabriqué... Inspirándome en los tres Evangelios, en este día
prediqué: por la mañana sobre ‘Jesús Hombre’, en la Misa Mayor, sobre ‘su
divinidad’. Les he animado a imitar a Jesucristo en su humildad, su pobreza y
su amor.”[52]
49.- “He tenido también el
consuelo de regenerar en el agua del Bautismo ocho catecúmenos adultos. Así es,
querido hermano, cómo el misionero en medio de tantas privaciones encuentra
también algunos consuelos de los que uno no se puede hacer idea.”[53]
50.- “Querido hermano, al terminar esta larga carta ¿qué te diré para
expresarte el afecto de mi corazón? ¿dónde están esos tiempos felices que
vivimos juntos bajo la tutela de nuestros padres y superiores? ¿y cuando íbamos
juntos a la escuela de Werchter y a la universidad de Lovaina? Ha
pasado ya el tiempo feliz de la infancia y de la juventud. Estamos en la edad
adulta, llamados por Dios a trabajar en la viña del Señor. Tú, sacerdote en
Europa, yo en las islas Sandwich. No importa, marchemos derechos en nuestra
noble carrera, consolando por doquier a los infelices, instruyendo a los
ignorantes convirtiendo a los pecadores. Mientras celebramos el Santo
Misterio de la misa, tratemos de unirnos todos los días en Jesús y recemos el
uno por el otro...”[54]
51.- “Vean, pues, que Dios no
nos abandona nunca, ni en lo temporal ni en lo espiritual. Tengamos, pues,
siempre confianza en El. La santísima Virgen María nos protegerá también en
todos los peligros si vivimos siempre como fervientes cristianos. Recemos siempre
unos por otros para obtener la gracia de reunirnos de nuevo con Dios en el
Cielo...”[55]
52.- “También me fui contigo a Flandes y comparé tus viajes deliciosos con
los penosos y duros viajes del misionero, sin envidiarte en nada. ¡Ay, cómo
todas las alegrías de este mundo enseguida se cambian en dolor! Mira,
algunas semanas después oigo que el R. P. Amando se había ya presentado ante el
Tribunal Supremo, en el momento en que yo recibí tu carta en la que me
comunicabas su promoción al sacerdocio (Den arme jongen). Su rápida muerte me
ha afectado particularmente. ¡Un día pasaremos también nosotros por ahí!
Por tu nombramiento al noviciado de Issy, no sé si debo felicitarte o no!
¡Qué impenetrables son los designios de la Providencia! En vez de ser un pobre
misionero entre los infieles, hete aquí elevado en dignidad. Lo mejor es decir
continuamente "Fiat" con mucha resignación. La voluntad de Dios
ante todo. Por todas partes se puede hacer el bien. Te felicito por estar
con el buen P. Filiberto, quien, a pesar de tantos títulos, tendrá siempre un
cariño particular en mi corazón...”[56]
53.- “Un misionero no se debe desalentar, por el poco éxito, al
contrario, aunque nos pese debemos llevar la cruz de Jesucristo, no delante de
Él, sino detrás de Él, como Simón el Cirineo, hasta la cima del Calvario...”[57]
54.- “He nombrado gran
Limosnero a San José. Así espero que este grande santo desempeñará bien su
misión procurándome lo necesario (quod sufficit)...”[58]
55.- “Padre, hace bien en retirarse un poco de las
ocupaciones terrestres para cuidar en su ancianidad de la vida futura,
meditando a menudo sobre la brevedad del tiempo y la duración de la
eternidad. Es este gran pensamiento el que ha conducido a la mitad de sus
hijos al convento. Es este también el motivo por el que me dedico cada
vez más al servicio de Dios, consciente de que el hombre no encuentra el
verdadero gozo mas que sirviendo a Dios durante el poco tiempo de esta vida.
Así pues, querido padre, y usted también, querida madre, trabajemos juntos para
poseer en el otro mundo la vida eterna...”[59]
56.- ¡Bendito sea Dios! pues yo sigo siempre estando feliz y con buena salud
en la misión donde me ha puesto el Señor. En cuanto a mí, no carezco de
nada. Recibo mi ropa de París. Nuestro Señor cuida de sus misioneros de una
manera especial. La semana pasada la divina Providencia mostró estar de mi
parte. Llegado un navío europeo, cada sacerdote recibe provisiones. Nuestro
Superior me mandaba en un pequeño barco de aquí lo que necesitaba. En el
momento en que este barco llegaba a mi parroquia se incendió y en un instante
se quemó todo. El navío estaba cargado con toda clase de preciosas mercancías y
nada se salvó, a excepción de los vestidos religiosos de Damián.”[60]
57.- “Preparar jóvenes a la
vida apostólica es una misión muy noble, pues tal como tu los formarás durante
su noviciado, así serán en la misión. Lo sé por experiencia y muchas veces me
he felicitado por haber pasado por las pruebas del noviciado de Lovaina. También, si la necesidad lo requiere, sé
quitarme la sotana para ponerme a trabajar en la construcción de capillas.”[61]
58.- “Su muy amable
carta circular, del 8 de abril, me ha venido a sacar del estado de pena en el
que me encontraba después de la muerte de nuestro muy querido Padre
Eutimio. Sea, muy reverendísimo Padre, el nuevo Padre bendito de los hijos de
los Sagrados Corazones. Que Dios le colme cada vez más del espíritu de
fortaleza y de prudencia para que pueda conducirnos, con fortaleza y dulzura
por los senderos de la vida perfecta. Dígnese aceptar, por favor, entre sus
hijos queridos, a un pobre misionero, perdido por así decirlo, en un rincón de
la grande isla del Océano Pacífico…”[62]
59.- “Igualmente me encantaría conocer algunos detalles sobre nuestra querida
Congregación, pero perdone mi curiosidad, no quiero que usted se moleste en
absoluto por mí.”[63]
60.- “Tenemos el consuelo de
vernos todos los meses para confesarnos y consolarnos mutuamente. Aunque el
misionero siente de una manera particular la asistencia de Dios, sin embargo el
corazón pide esta especie de asistencia exterior de un hermano para hacer
desaparecer ideas negras que engendra el contacto cotidiano con el mundo
corrompido. Además durante los días que estamos juntos nuestros pulmones se
dilatan con tanta alegría. Después de todo esto nos sentimos más fuertes para
dedicarnos de nuevo a nuestro santo ministerio…”[64]
[1] .
Carta nr.6 a sus padres. Braine-le-Comte, 25 diciembre 1858
[2] .
Carta nr.6 a sus padres. Braine-le-Comte, 25 diciembre 1858
[3] .
“Meke” = ‘abuela’; y “Génie” = su hermana Eugenia
[4] .
Carta nr. 10 a sus padres. París, 25 de Abril 1861
[5] .
Carta nr.10 a sus padres. París, 25 de Abril 1861
[6] . Carta
nr. 11: “Para enviar a nuestros queridos padres, París, Agosto 1861
[7] .
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[8] .
Carta nr. 14 a sus padres. Puerto de Breme, 30 de Octubre 1863
[9] .
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[10].
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[11] .
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[12] .
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[13] .
Carta nr. 14, a sus padres. Puerto de Brème, 30 de Octubre 1863
[14] .
Carta nr. 16, a sus padres. Honolulú, 22 marzo 1864
[15] .
Carta nr. 16, a sus padres. Honolulú, 22 marzo 1864
[16] .
Carta nr. 16, a sus padres. Honolulú, 22 marzo 1864
[17] .
Carta nr. 16, a sus padres. Honolulú, 22 marzo 1864
[18] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[19] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[20] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[21] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[22] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[23] .
Carta nr. 18, a su hermano Pánfilo, Hawaii, 23 Agosto 1864
[24] .
Carta nr. 19, a sus padres, Sandwich, 23 Agosto 1864
[25] .
Carta nr. 19 a sus padres, Sandwich, 23 Agosto 1864
[26] .
Carta nr. 19 a sus padres, Sandwich, 23 Agosto 1864
[27] .
Carta nr. 19 a sus padres, Sandwich, 23 Agosto 1864
[29]-Cart
nr. 20ª P. Modesto, Provincial, 23 octubre 1864.
[30] .
Carta nr. 21 al Superior General, Hawaii, 1 Noviembre 1864
[31] .
Carta nr. 21 al Superior General, Hawaii, 1 Noviembre 1864
[32] .
Carta nr. 21 al Superior General, Hawaii, 1 Noviembre 1864
[33] .
Carta nr. 21 al Superior General, Hawaii, 1 Noviembre 1864
[34] .
Carta nr. 22 a su hermano Pánfilo, Hawaii, marzo 1865
[35] .
Carta nr. 22 a su hermano Pánfilo, Hawaii, marzo 1865
[36] .
Carta nr. 22 a su hermano Pánfilo, Hawaii, marzo 1865
[37] .
Carta nr. 22 a su hermano Pánfilo, Hawaii, marzo 1865
[38] .
Al R.P. Wenceslao y Caprasio. Carta nr. 22, Hawaii, marzo 1865
[39] .
Al R.P. Wenceslao y Caprasio. Carta nr. 22, Hawaii, marzo 1865
[40] .
A los estudiantes y novicios. En Carta nr. 22, Hawaii, marzo 1865
[41] .
Carta nr. 23 a sus padres. Sandwich, …Marzo 1865
[42] .
Carta nr. 23 a sus padres. Sandwich, …Marzo 1865
[43] .
Carta nr. 24, al Rvmo. P. Eutimio Rouchouze. Islas Sandwich, 23 Octubre 1865
[44] .
Carta nr. 26 a sus padres. Islas Sandwich, 24 de Octubre 1865
[45] .
Carta nr. 26 a sus padres. Islas Sandwich, 24 de Octubre 1865
[46] .
Carta nr. 26 a sus padres. Islas Sandwich, 24 de Octubre 1865
[47] .
Carta nr. 32, al Rvmo. P. Eutimio Rouchouze. Hawaii, Kohala, 20 diciembre
1866
[48] .
Carta nr. 32, al Rvmo. P. Eutimio Rouchouze. Hawaii, Kohala, 20 diciembre
1866
[49] .
Carta nr. 32, al Rvmo. P. Eutimio Rouchouze. Hawaii, Kohala, 20 diciembre
1866
[50] .
Carta nr. 32, al Rvmo. P. Eutimio Rouchouze. Hawaii, Kohala, 20 diciembre
1866
[51] .
Carta nr. 33, a su hermano Pánfilo, Hawaii, Distr. Kohala, 22 diciembre 1866
[52] .
Carta nr. 33, a su hermano Pánfilo, Hawaii, Distr. Kohala, 22 diciembre 1866
[53] .
Carta nr. 33, a su hermano Pánfilo, Hawaii, Distr. Kohala, 22 diciembre 1866
[54] .
Carta nr. 33, a su hermano Pánfilo, Hawaii, Distr. Kohala, 22 diciembre 1866
[55] .
Carta nr. 34, a sus padres. Islas Sandwich, 15 Enero 1867
[56] .
Carta nr. 41, a su hermano Pánfilo, Kohala, Hawaii, Octubre 1867
[57] .
Carta nr. 41, a su hermano Pánfilo, Kohala, Hawaii, Octubre 1867
[58] .
Carta nr. 41, a su hermano Pánfilo, Kohala, Hawaii, Octubre 1867
[59] .
Carta nr. 42, a sus padres. Kohala, Hawaii, Octubre 1867
[60] .
Carta nr. 42, a sus padres. Kohala, Hawaii, Octubre 1867
[61] .
Carta nr. 52, a Padres de Lovaina. Kohala, Hawaii, Octubre 1868 al 11 Enero
1869
[62] .
Carta nr. 63, al M.R.P. Marcelino Bousquet, Kohala, Hawaii, Septiembre 1870
[63] .
Carta nr. 63, al M.R.P. Marcelino Bousquet, Kohala, Hawaii, Septiembre 1870
[64] .
Carta nr. 64, a su hermano P. Pánfilo. Kohala. Hawaii, 22
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