8. 1. José Damián De Veúster. O San Damián de Molokai. Testimonio que inspira.

José Damián De Veúster. O San Damián de Molokai.
Testimonio que inspira.

“Hasta este momento me siento feliz y contento, y si me dieran a escoger la posibilidad de salir de aquí curado, respondería sin dudarlo: -Me quedo para toda la vida con mis leprosos-”. San Damián.
 “A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca.” Papa Francisco E.G. 279.

Les presentamos un material de varios autores, varios de ellos de la Congregación, que nos permiten tener una mirada global y profunda de San Damián, el santo de la caridad, que pone delante de nosotros aspectos esenciales del seguimiento de Jesús, centrado en la Eucaristía y la Reparación. El amor de Dios, se hace cercano. Por eso Damián, inspira.

Índice
Damián de Molokai, al servicio de los más humildes, a tono con el mensaje del Papa Francisco y de la Iglesia.
Cronología de la vida de Damián
Vocación misionera de Damián

José Damián De Veuster (1840-1889). Un hijo y misionero de su tiempo

Damián: Un hombre que traspasó las fronteras del espíritu de su tiempo

Sus cartas, la vida desde sus escritos…
Muerte del padre Damián
Oraciones a San Damián de Molokai.

Eucaristía para el 10 de mayo, día de San Damián.
10 de Mayo San Damián, Texto para Oficio de Lecturas


Damián de Molokai, al servicio de los más humildes, a tono con el mensaje del Papa Francisco y de la Iglesia.
“Los misioneros son aquellos que, dóciles al Espíritu Santo, tienen el valor de vivir el Evangelio… Los misioneros han dirigido la mirada a Cristo crucificado, han acogido su gracia y no la han tenido para sí mismos. Como San Pablo, se han hecho todo para todos; han sabido vivir en la pobreza y en la abundancia, en la saciedad y el hambre; pudieron todo en Aquel que les daba fuerzas (cf. Fil 4,12-13). Y con esta fuerza de Dios, tuvieron el coraje de “salir” por las calles del mundo con la confianza en el Señor que llama. Así es la vida de un misionero, de una misionera…
La misión evangelizadora de la Iglesia es esencialmente anuncio del amor, de la misericordia y el perdón de Dios, revelado a los hombres a través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Los misioneros han servido a la misión de la Iglesia, partiendo a los más pequeños y a los más distantes el pan de la Palabra y llevando a todos el don del amor inagotable que brota del corazón mismo del Salvador…

La memoria de los misioneros nos sostiene cuando experimentamos la escasez de trabajadores del Evangelio. Sus ejemplos nos atraen, nos empujan a imitar su fe. ¡Son testimonios fecundos que generan vida!”.

“En nuestra época de profundos cambios, la Iglesia está llamada a ofrecer su contribución peculiar, haciendo visibles los signos de la presencia y de la cercanía de Dios...

Dirigir la mirada a Dios, Padre misericordioso, y a los hermanos necesitados de misericordia, significa poner la atención sobre el contenido esencial del Evangelio: Jesús  la Misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el gran misterio del Amor trinitario de Dios... si aprendemos a elegir “aquello que a Dios le gusta más”, sin ceder a la tentación de pensar que haya algo más importante o prioritario. Nada es más importante que elegir “aquello que a Dios le gusta más”, ¡su misericordia, su amor, su ternura, su abrazo, sus caricias!...”
 “A continuación procuraré concentrarme en dos grandes cuestiones que me parecen fundamentales en este momento de la historia (...) Se trata, en primer lugar, de la inclusión social de los pobres y, luego, de la paz y el diálogo social.” E.G. 185. Papa Francisco.
“Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5)… Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos.” E.G. 198.

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Cronología de la vida de Damián
(Del libro Desde que estoy en Molokai, de Eduardo Gil de Muro.)

1840. 3 de enero: nacimiento en la granja de Ninde del pueblo de Tremelo (Bélgica). Bautismo el mismo día de su nacimiento. Padres: Francisco de Veuster y Ana Catalina Wauters, José era el séptimo de ocho hermanos (4 hijos de los de Veuster abrazarán la vida religiosa: dos mujeres en las ursulinas y dos en los padres de los Sagrados Corazones de Jesús y María, Pánfilo y José el futuro Damián).
1844. Escuela elemental en Werchter.
1853. Termina la escuela primaria.

1858. 15 de mayo: Escuela de Braine-Le-Comte. Octubre: Una misión predicada afirma su vocación religiosa.
1859. Enero: Viaje a Lovaina. Se queda con Pánfilo, su hermano. 2 de febrero: Toma de hábito como Hermano de Coro. A los seis meses pasa a ser Hermano Estudiante. Junio: Continúa el Noviciado en Central lssy (París)
1860. 7 de Octubre: Profesión religiosa en Picpus. Comienza sus estudios eclesiásticos en París
1861. Septiembre: Estudios de teología en Lovaina
1863. 19 septiembre: Ordenes Menores en Malinas. Octubre: Damián se ofrece como misionero al P. General, y obtiene ir en lugar de su hermano enfermo. 23 Octubre: Retiro espiritual para los misioneros. Despedida de su madre en el santuario de Nuestra Señora de Monteagudo. 2 Noviembre: Embarque hacia Honolulu. Sale el 9 del puerto alemán de Bremen con 1 0 religiosas y 6 hermanos ss.cc.
1864. 19 Marzo: Llegada a Honolulu (Hawaii) después de 148 días de travesía. 26 Marzo: Ordenación de subdiácono. 17 abril: Ordenación de diácono. 21 Mayo: Ordenación sacerdotal en Honolulu por Mons. Maigret, con 4 compañeros de viaje. 5 Junio: El P. Damián es enviado a Puna (isla de Hawaii). Llega el 28. Está ocho meses.
1865. 19 Marzo: Traslado al distrito de Kohala, más grande y más difícil, en el que permanece 8 años. 4 Mayo: Convocatoria de misioneros en Vailuku (isla de Maui) para inaugurar la nueva iglesia. M. Maigret expone la triste situación de Molokai. Damián se ofrece a ir el primero. 10 Mayo: El P. Damián desembarca en la leprosería. Tenía 33 años.
1876. Llega con el P. Burgermann para atender el interior de la isla, en la que permanece hasta 1880: Damián le construye una iglesia.
1880. Enero: siente las primeras molestias en la pierna izquierda. Agosto: Llega el P. Montiton para residir y servir en Kalaupapa. Septiembre: es condecorado Caballero Comendador de la Orden Real de Kalaupapa. (Rey de Hawaii). 
1882. Desavenencias con su compañero Montiton.
1883. Enero: Pierde la sensibilidad en el pie izquierdo.
1884. El Dr. Arning, de Honolulu, le detecta analgesia e insensibilidad, propia de la lepra en su pierna. Le comunica que está leproso. Septiembre: el obispo Koeckemann escribe que el P. Damián tiene lepra. Noviembre: Vivencia intensa de su enfermedad. Diciembre: Viaja a Honolulu: se abrasa el pie durante un baño de pies y no siente nada.

1885. Primavera: El Dr. Arning (Honolulu) y el Dr. Mouritz (Molokai) examinan juntos al P. Damián y no encuentran en todo su cuerpo “otra” enfermedad que la lepra. Finales: Aparece el primer tubérculo leproso en su oreja derecha y comienza la invasión de todo su rostro.
1886. 10 Julio: Va al hospital de leprosos de Honolulu, para observar el tratamiento del japonés Dr. Goto. Recibe la visita del Rey, del Primer Ministro, y del Obispo. Habla con las monjas franciscanos para que vayan a Molokai. 29 Julio: Llega Ira Barnes Dutton, el “Hermano José”, la gran ayuda y consuelo de Damián.
1887. Primavera: Comienzan a llegar las ayudas económicas del pastor anglicano Chapman, de Londres, que perturbarán al Gobierno.
1888. Inicios: Un huracán hunde el campanario de Santa Filomena. Damián muy leproso y con leprosos, rehace todo en mampostería. 8 Mayo: Llega el sacerdote belga L. Conrardy, misionero entre los indios de EE.UU. Gran ayuda como sacerdote para Damián y su consuelo. Noviembre: Llegan las religiosas franciscanos americanas, que servían ya en el hospital de Honolulu. Se hacen cargo del nuevo hospital para mujeres en Kalaupapa. Con ellas el P. Wendelin, capellán y misionero en Kalaupapa. Llega también Jacques Sinnett, irlandés, atraído por la fama del P. Damián. Buen compañero y ayuda. Veló continuamente la última enfermedad del P. Damián con Conrardy. Navidad: Llega el pintor E. Clifford, que permanece 15 días. Le pintó varios retratos durante su estancia.
1889. Marzo: El leprólogo de Nueva York, Dr. A. Morrow, visita la leprosería. Tomó dos fotografías: una con sus huérfanos al aire libre y otra sólo de busto tocado con la teja. 23 Marzo: Cae en cama por primera vez, después de trabajar a tope el día anterior. 27 Marzo: Ya no vuelve a levantarse. Le fuerzan a aceptar una cama: en Molokai dormía siempre con el colchón de paja sobre el suelo. Cada noche al sonar las doce, L. Conrardy, acompañado de Sinnett, que llevaba el farol, le traía la comunión de la iglesia. “Parecía un serafín”' (Sinnett). 2 Abril: Recibe la Unción de enfermos. 13 Abril: Se agrava y el Dr. Swift le hace unas fotografías en su lecho de muerte. 15 Abril: De mañana entra en agonía, destrozada la garganta y los pulmones. El P. Wendelin viene corriendo de Kalaupapa; en el camino otro mensajero le avisa de que acaba de morir. 16 Abril: Enterramiento de Damián a la sombra del pandano, al costado de la Iglesia de Santa Filomena.
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VOCACIÓN MISIONERA DE DAMIÁN

Damián acogió su vocación, ante todo, como una llamada de Dios: La voluntad de Dios es que abandone el mundo para abrazar la vida religiosa... La Divina Providencia lo quiere... Es Dios quien me llama y tengo que obedecerle... Todos nosotros debemos elegir el estado al que Dios nos ha predestinado para ser eternamente felices..1 En sus notas de Retiro, escritas en 1881, describe su vocación religiosa como “un favor de Dios”. Ya antes de ingresar, tuvo que haber oído hablar a su hermano Pánfilo del impulso misionero en la vida de la Congregación. Como veremos, desde los primeros días de su formación, sintió un fuerte amor por las misiones. De hecho, vio la vida religiosa como el mejor medio de realizar su vocación misionera. Más tarde escribiría a su sobrino en la Escuela Apostólica: No dudes en entrar a una Congregación religiosa; mis 12 años de apostolado en la misión me han enseñado que la primera obligación de un misionero para con los infieles es haberse entregado totalmente en una orden religiosa.2

Sabemos por su Maestro de Novicios que, durante el noviciado, oraba todos los días ante una imagen de San Francisco Javier, pidiéndole la gracia de ser enviado a las misiones.3 Conservó este espíritu durante toda su vida. Al partir de Bremem hacia las Islas Sándwich, escribía a sus padres: Es grande el sacrificio para un corazón que ama tiernamente a sus padres, familia, hermanos y a su país natal... Pero nuestro Salvador nos dice, como en otro tiempo a sus primeros apóstoles: ‘Id y enseñad a todas las naciones’... 4 El primer año en misión escribía a su Provincial, el P. Modeste Favens: Pida al Buen Dios me conceda el corazón de un buen misionero, humilde y desprendido.5 Nunca perdió el entusiasmo o el celo. Animaba a su hermano a que, si él no podía ir personalmente a las misiones, preparara jóvenes decididos para esta tarea. Sé siempre misionero en tu corazón, orando sin cesar por nosotros e infundiendo en tus estudiantes un auténtico celo por la salvación de las almas.6 Al final de su vida pronunciaría las famosas palabras: Soy el misionero más feliz del mundo.7 (…)

Damián  y  sus  recursos  espirituales

1. TRADICIÓN  FAMILIAR

En 1945 dijo Mahatma Gandhi: “Merece la pena preguntarse por la fuente del heroísmo del Padre Damián”. Podemos retrotraer esa búsqueda a sus orígenes familiares. Procedía de una familia piadosa, de fe profunda, donde las oraciones y prácticas religiosas se vivían con total normalidad. Su hermano Pánfilo y sus hermanas Eugenia y Paulina abrazaron la vida religiosa antes que Damián. En sus primeras cartas, previas a su ingreso en la Congregación, existen ya claros indicios de su fuerte fe personal. Con ocasión de la profesión de paulina, como religiosa ursulina, escribió a sus padres, desde Braine-le-Comte:

Qué felicidad para ella, queridos padres... Espero que me llegue la vez de seguir mi vocación. ¿No podría yo seguir los pasos de vuestro hijo Pánfilo?72
En Navidad del mismo año les escribía de nuevo:

No crean, mis queridos padres, que abrazo la vida religiosa por mi propia voluntad. Les aseguro que la Divina Providencia así lo quiere... Uds. saben, queridos padres, que todos debemos elegir el estado al que el buen Dios nos ha destinado a fin de ser eternamente bienaventurados. 73

2. CARISMA  SS.CC.

Su sólida fe se fue ahondando y enriqueciendo con la gracia de su vocación en la Congregación de los Sagrados Corazones. Este carisma no fue sólo un don personal de nuestros Fundadores; es una gracia compartida por los miembros, que se va manifestando en nuevas y ricas expresiones; es una gracia que, a lo largo de nuestra historia, va dando lugar a nuevas concreciones de nuestra comunidad y misión. El carisma ss.cc. es como una semilla viva, con plena fuerza renovadora, que engendra nueva vida y nos capacita para responder a la llamada de Dios; es una gracia particular que trasmitimos en el apostolado; un don que nos orienta hacia los valores del Evangelio resaltados por nuestros Fundadores y nos impulsa a vivir la misma intuición del Evangelio que ellos vivieron. De este carisma, de este don del Espíritu, Damián fue sacando su fuerza espiritual. Era un carisma vivo en el interior de Damián, que trasmitía a toda su vida misionera el genuino sabor del espíritu ss.cc. Damián se educó en una familia religiosa que había heredado de sus Fundadores una clara conciencia del amor de Dios y una total confianza en su Providencia. De hecho, este gran convencimiento del amor personal de Dios es el elemento fundamental del carisma ss.cc.; un amor gratuito especialmente manifestado en el Corazón de Cristo y en el Corazón de María. 74 El continuo sentimiento de ser amado en el “Corazón de este amable Maestro” fue el mayor soporte de toda la vida de Damián:

Desecha toda duda, toda desconfianza, escribía a su sobrino, y ponte, como un niño, en los brazos de Jesús y de María75

Esta confianza en un Dios cercano y providente es la fuente de su felicidad:

Los Sagrados Corazones me bendicen con tal alegría y paz de corazón que me siento el misionero más feliz del mundo76

Fruto de esta confianza en un Dios Amor es su gran libertad interior:

Persuadido que el buen Dios no me pide lo imposible, actúo en todo con decisión, sin ninguna inquietud. 77
Las gracias que acompañan al misionero son tan grandes que ni las mayores dificultades u obstáculos me inquietan78

En palabras de nuestras nuevas Constituciones: “la fe en este amor llenó a Damián de celo por nuestra misión” (art. 2) Su experiencia de Dios le remitía a sus hermanos y hermanas, con especial preferencia por los más débiles, los niños y los enfermos. Dios se ha revelado como un Dios compasivo, un Dios con corazón para cada uno. Vivir la devoción al Corazón de Jesús significa hacer de su Corazón el nuestro, o como dice San Juan Eudes:  La devoción al Sagrado Corazón no es únicamente una forma de entender a Dios, es un modo de apropiarnos su Corazón y permitirle que viva de nuevo en una continua encarnación. Damián tuvo experiencia del amor con que Dios le amaba y descubrió en el Corazón de Cristo la invitación a acercarse a la gente con un corazón compasivo, tocando el corazón de los demás con el mismo amor redentor de Jesús.

3. VIDA  DE  ORACIÓN

No le resultó fácil a Damián mantener en su vida el equilibrio oración-acción. Escribía al P. Euthyme Rouchouze:

Lo más difícil es mantener el espíritu de recogimiento y oración en medio
                       de mil distracciones y miserias. 79

Y sin embargo, tenía el convencimiento de que “si no vivimos en Él, no podemos dar fruto”. En uno de sus cuatro sermones, escritos de propia mano, cuando habla del Sagrado Corazón, dice:

El Corazón divino da fuerza al misionero que ha dejado todo... Sabe que, atravesando los mares, ha traído en su corazón a este Amigo. 80
Es el Amo de la Viña quien da el incremento; el misionero es un simple trabajador que planta y riega; unas veces crece, otras no. 81

Por eso, procuraba llevar una vida reglamentada, en torno a la meditación, la Eucaristía y Adoración, el Breviario y Rosario, según la piedad tradicional y las costumbres de la Congregación en aquel tiempo. Así pudo mantener, durante 25 años de vida misionera, su gran fe en el Amor de Dios y la repercusión del mismo en un servicio fiel y constante a los demás.

Aunque no podamos seguir materialmente a Damián, hay lecciones que nos conviene aprender, pues tenemos una misma vocación. Algunos párrafos de sus cartas nos pueden resultar inspiradores:

Como el cementerio, la iglesia y la casa parroquial forman un todo unido, durante la noche soy el guardián de este hermoso jardín de muertos – todos mis hijos espirituales -; encuentro mis delicias en ir allí a rezar el rosario y meditar sobre la eterna felicidad de la que ya están gozando gran número de ellos. 82

Este es el tipo de “espacio” que todos necesitamos, especialmente hoy día. En un mundo en continuo movimiento y agitación, una atmósfera de silencio facilita nuestra vida interior y el encuentro personal con el Señor. Es en la tranquilidad de la oración, “permaneciendo en su presencia”, donde descubrimos el misterio de Cristo. Es aquí también donde encontraremos la unidad interior que orientará nuestras vidas y nuestra misión, ante un mundo amenazado por tantos elementos desintegradores.

4. PALABRA  DE  DIOS  Y  EUCARISTÍA

Su vida interior estuvo alimentada por la Palabra de Dios y la Eucaristía:

Tengo gran necesidad de una buena explicación de la Sagrada Escritura... 83

Así escribía al Ecónomo General, el P. Gabriel Germain. Sabemos que recibió dicho Comentario y que lo estudiaba regularmente, a pesar de que, entonces, no era tan frecuente la lectura de Sagrada Escritura.

Su misa diaria unía su propio sacrificio al del Salvador:

Pongo toda la confianza en el Señor que me acepta como a su servidor y que me alimenta con su cuerpo y sangre en el Santo Sacrificio de la Misa. 84

La misa dominical era el punto culminante de toda la semana:

Predico todas las mañanas después de Misa, y los domingos mis niños cantan maravillosamente la Misa Mayor, casi como músicos consumados.85

Tanto Charles Stoddard 86 como Edward Clifford 87 nos dejaron descripciones emocionantes del fervor extraordinario del sacerdote y del pueblo durante la celebración de la liturgia.

Damián vivió de la Eucaristía, según el espíritu de la Congregación. Fue el secreto de su vida heroica. Cristo era su compañero y confidente. He aquí un testimonio de su espontánea familiaridad con el Señor:

Al pie del altar encontramos la fuerza necesaria en nuestra soledad. Ahí, cada día, te encuentro también a ti y a todos los buenos Padres de nuestra Congregación. Sin el santo sacramento, una situación como la mía sería insostenible. Pero con mi Señor a mi lado, puedo continuar por siempre feliz y contento; con esta paz gozosa en el corazón y la sonrisa en los labios trabajo con entusiasmo por el bien de los pobres y desafortunados leprosos; así, poco a poco, y sin mucho ruido, continúo haciendo el bien. 88

Y de nuevo:

Sin la constante presencia de nuestro divino Maestro, nunca sería capaz de comprometer mi suerte con la de los leprosos. 89

Me confieso con frecuencia al pie del altar y busco allí alivio en mis penas interiores. Ante Él y ante la estatua de la Santa Madre me desahogo pidiendo que me preserven la salud. 90

Este fue el amor por la eucaristía que comunicó a los leprosos. Como ya hemos recordado, organizaba liturgias, bendiciones con el Santísimo Sacramento y Procesiones; la participación, particularmente con el canto, era excelente; también los cojos y lisiados se hacían presentes. Quería que los leprosos vivieran de la Eucaristía, y en muchos casos lo consiguió. Así pudo escribir al Provincial, el P. Leonor Fouesnel, e 1888:

Este es el 15º año en que mantenemos la adoración nocturna...; todos somos leprosos. 91

El P. Aubert describe el espectáculo edificante que presenció cuando entró en la capilla de Kalawao: Los adoradores estaban arrodillados delante del Santísimo Sacramento. Se me advirtió que no era una ceremonia especial, sino una práctica diaria. Los buenos cristianos de Molokai acudían todos los días a buscar alivio en sus sufrimientos. No solo esto; se ofrecían además a sí mismos como víctimas, en reparación por los ultrajes cometidos por los pecadores contra los Sagrados Corazones. 92

5. MARÍA

¿Y su devoción a María? El P. Albert Montiton hace un excelente resumen:

Prácticamente nunca dejó el rosario. Lo tenía consigo en la cama y lo rezaba día y noche..., en cualquier lugar y siempre que tenía un momento libre. 93

Podemos hacer una síntesis de este breve recorrido por la vida espiritual del P. Damián, aplicándole las palabras de las nuevas Constituciones:

Él hizo suyas las actitudes, opciones, y tareas que llevaron a Jesús al extremo de tener su Corazón traspasado en la Cruz... La celebración eucarística y la adoración contemplativa le ayudaron a entrar en las actitudes y sentimientos del Corazón de Cristo ante el Padre y ante el mundo. En su seguimiento radical de Cristo, María su Madre, modelo de fe en el amor, le precedió en el camino y le acompañó para entrar plenamente en la misión de su Hijo (aa. 3 y 5)
P. Patrick Bradley, ss.cc.





     Aviso al lector: Normalmente las citas de las cartas del Padre Damián han sido traducidas, de “Le Père Damien De Veuster”. Documentos en 6 volúmenes,  por el P. Odilo Van Geste, 1938. Un número reducido de citas provienen de la obra de Vital Jourdan sobre el P. Damián, en la edición inglesa, 1955. en el prefacio de dicha obra, los traductores indican que no han dudado en concederse una cierta libertad, con dos objetivos en mente: permanecer fieles a las ideas del autor y dar a la traducción un estilo agradable.

1     Carta a sus padres, 25.12.1858.
2     Carta a su sobrino en la Escuela Apostólica. 15.03.1876.
3     Gavan Daws, Damián de Molokai, Madrid 1984,  pág, 32.
4     Carta a sus padres, 30.10.1863.
5     Carta a su Provincial, 15.08.1864.
6     Carta a su hermano Pánfilo, 22.09.1870.
7     Carta a su hermano Pánfilo, 16.11.1887.
72    Carta a sus padres, 17.07.1858.
73   Carta a sus padres, Navidad 1858.  
74    Patrick Bradley, ss.cc., Conversión continua, 1987 pp. 60-61 y 70-71.
75    Carta a su sobrino, 15.03.1876.
76    Carta a su hermano Pánfilo, 16.11.1987.
77    Carta a su Superior General, 20.12.1866 y 10.01.1867.
78    Carta a sus padres, 30.10.1863.
79    Carta a su Superior General, 01.11.1864.
80    Cf. Vital Jourdan, o.c., pág. 243.
81    Carta a su hermano Pánfilo, marzo 1865.
82    Carta a su hermano Pánfilo, 31.01.1880.
83     Carta al P. Gabriel Germain, 08.12.1874.
84     Carta a sus padres, 12.10.1869.
85     Carta a su hermano Pánfilo, 31.01.1880.
86     Charles Stoddard, The Lepers of Molokai, Notre Dame, Ind., 1885
87     Edward Clifford, Father Damien; London, 1886.
88     Carta a su hermano Pánfilo, 13.12.1881.
89     Carta al Rev. H. B. Chapman, 26.08.1886.
90     Carta a su  hermano Pánfilo, 26.11.1885.
91     Carta a su Provincial, 30.03.1888.
92     Aubert Bouillon ss.cc. al superior General, 03.03.1878.
93     Carta a Wendelin Moellers, ss.cc., 15.09.1890.



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